LAS PUTAS DE DESENGAÑO, Inma Olmos desde Alharaca

Abro la puerta del portal de mi casa y salgo a la calle, y a quién veo? Pues a las putas, las putas de Desengaño, tan pintorescas y variadas como siempre.
Me mudé a esta calle hace doce años y ya entonces ellas fueron testigos de mi primera peli como actriz, “20 centímetros“. Ramón no pudo resistirse a sus encantos y las incorporó al rodaje. Hoy lo he hecho yo en “Muñecas“.
Las putas travestis trabajan junto a la tienda del chino, son las más escandalosas y descaradas. Sus circos son constantes, y cómo no?, si cada cinco minutos entran a comprar cerveza. Ahí las tienes, venga la risa ,venga el baile y venga la cerveza. La verdad es que yo no veo que se vayan con ningún cliente. A veces me pregunto, ¿estas mujeres se irán con alguien? ¿De qué vivirán? ¿Pero si están ahí es por algo? Y por algo están. Están para cantar y bailar, venga el pase de modelos y dando voces como bestias. Ellas son un verdadero espectáculo, pues entre el folklore y su físico esperpéntico no hay desperdicio. Hay varias cubanas que tienen unos culos importantes. Ellas se burlan y dicen que se inyectan gasolina. Pues bien, esos culos cubanos bailan al ritmo de la música de sus móviles. Entre baile y carcajada, alguna vocifera “Arriba ese culongo, mamita”, y se dan vida entre ellas sin parar. ¡Qué divertidas son, la madre que las parió! Ya para rematar la jugada, si alguien se mete con ellas, hay alguna que se levanta la falda y enseña lo que tiene entre piernas. Una vez vi a una reprendiendo a un tío que las insultaba, se le encaró y enseñó su miembro, que era un botón. El conflicto empeoró y las compañeras acabaron corriendo tras él con palos. Yo al ver esto, cogí otro palo y salí a defender a mi amiga puta.Todas las demás travestis se burlaban al compás. Era una fiesta.
En “20 centímetros” intervinieron un par de travestis reales que eran hermanas, las llamabámos las Marianas. Un día, de repente, sin comerlo ni beberlo, mi casa estaba llena de trasvestis. Subieron las Marianas con más compañeras de trabajo y yo, cómo no, estaba muerta del rollo. También se unió una puta anciana que de joven era muy guapa y trabajó en El Chicote. Tenía cara de niña traviesa y olía un poco loco, pero su encanto se lo permitía todo.
Otra zona es la de las negras, que está más hacia Gran Vía. Son más monas y bastante más aburridas. No dan mucho juego.
Más hacia la Plaza Luna están el resto, hay una gran mezcla: viejas, jóvenes, latinas.... Ellas me provocan, me atraen, me fascinan. No lo puedo remediar, es irracional, me dan la vida. Veo ahí a una gordota viejuna con pestañas postizas y un maquillaje arrabalero, con un suéter de red que deja ver dos tetas enormes. Despatarrada con las bragas al aire comiendo pipas, como retándome. Me quedo prendada con ella.
Son muchos años observando a estas mujeres, conviviendo con ellas, son ya parte de mí. Son mis putas.

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